Mensaje de fin de año a mis Socios de Grupo Salinas (2018)
Es momento de hacer una pausa para reflexionar sobre lo que juntos hemos logrado, analizar el entorno y los retos que enfrentamos e imaginar nuevos horizontes. Si nos tomamos el tiempo para meditar, el pasado siempre nos ofrece enseñanzas valiosas que podemos aplicar cuando tenemos la mirada puesta en el futuro.
Nuestros negocios siguen su marcha mientras nos expandimos a nuevas industrias donde ofrecemos productos y servicios innovadores que generan valor para nuestros clientes.
Para mejorar nuestro desempeño, este año, decidimos adoptar la metodología de Objetivos y Resultados Clave (ORCs) para medir el avance hacia nuestras metas en todos nuestros negocios.
Este sistema ha sido adoptado por algunas de las principales empresas tecnológicas a nivel mundial con excelentes resultados. Como todo lo que hacemos en Grupo Salinas, esta herramienta se convertirá en un hábito que nos permitirá alcanzar la excelencia mientras avanzamos hacia nuestros objetivos, con claridad de propósito. Todo esto tiene que ver con uno de nuestros valores principales: la Ejecución.
El entorno
El pasado primero de julio, los ciudadanos se expresaron contundentemente en las urnas para demandar un cambio en la forma de conducir al país. El nuevo gobierno tiene un mandato claro de terminar con la corrupción, combatir la pobreza y erradicar la espiral de violencia que ha sembrado el terror en muchas regiones del país. Es nuestro deber como ciudadanos ver hacia el futuro con optimismo y responsabilidad y contribuir para que el nuevo gobierno cumpla exitosamente su mandato.
Desde mi punto de vista, México enfrenta graves retos en tres temas fundamentales: (1) Libertad, (2) Estado de Derecho y (3) Prosperidad.
Libertad: sin esta cualidad desaparece la esencia humana. En mi opinión, entre todas las libertades, hay dos que son piedra angular de las demás: la libertad de expresión y la libertad de empresa. Sin la primera, seremos incapaces de defender con argumentos todas las demás y sin la segunda, no tendremos independencia material de quienes ejercen el poder político –como ocurre en los países socialistas–. Lo contrario de la libertad es el autoritarismo, algo que debemos evitar a toda costa. Por fortuna, nuestro país es profundamente liberal: los mexicanos amamos ser libres, pero debemos tener cuidado de alejarnos del otro extremo que es la anarquía, que destruye el Imperio de la Ley.
Estado de Derecho: bajo este concepto debemos considerar gobernabilidad y seguridad. Terriblemente, en nuestro país hemos perdido en estos dos frentes. El Imperio de la Ley es un concepto liberal porque evita que la libertad de cada uno interfiera con la de todos los demás –esto es especialmente importante entre gobernantes y gobernados–. La razón de ser del Estado es precisamente brindar seguridad a las personas.
Prosperidad: en los últimos 25 años, nuestro país avanzó significativamente en esta materia. Muchos no lo recuerdan, pero en los 70s y 80s las crisis eran recurrentes y devastadoras –la clase media prácticamente desapareció–. En el México moderno, aunque el producto nacional –medido a través de métodos totalmente anticuados —muestra un bajo crecimiento, el avance es constante (33 trimestres consecutivos de crecimiento) y en las regiones vinculadas al libre mercado el desarrollo es simplemente espectacular. Consideremos estados como Querétaro, Guanajuato o Nuevo León, con un dinamismo sobresaliente que contrasta con el atraso de estados como Oaxaca o Chiapas. La única forma de cerrar esta brecha es fomentar la competencia y atraer la inversión privada hacia los estados y regiones rezagadas.
Pero más allá del desarrollo económico, nuestra tarea como empresa debe ser la búsqueda de la Prosperidad Incluyente que, además de valor económico, también considera el Valor Social y el Valor Ambiental. Ya hemos hablado de estos conceptos fundamentales en este espacio.
Nuestros retos como empresa
Recientemente, llegó a mis manos un texto de Seth Godin donde describe la mediocridad corporativa. Se observan tres tipos:
- Mediocridad indiferente: que es donde todos los empleados han renunciado a hacer las cosas de una mejor manera. Es directamente proporcional a la escala del negocio.
- Mediocridad enfocada: en donde el desempeño de la organización se ubica intencionalmente en la media; es la estandarización por la estandarización que genera productos insignificantes. Es el acto de perseguir lo banal de manera que la mayor cantidad de gente se sienta lo suficientemente satisfecha como para no quejarse.
- Mediocridad accidental: que es cuando la gente no se ha dado cuenta de que no está alcanzando la excelencia en sus actividades cotidianas.
En Grupo Salinas no hay lugar para ningún tipo de mediocridad, en ninguno de nuestros negocios y en ningún nivel. De hecho, puedo decir que nuestro éxito se basa en el combate sin tregua a la mediocridad en todas sus formas.
Por ello, debemos agradecer a la competencia: un día nos copia un concepto de enorme valor para nuestros clientes, lo que a su vez incrementa el valor en el mercado y esto nos obliga a cuestionarnos todo, ser mejores y ofrecer nuevos productos y servicios de mayor alcance, en un ciclo interminable de mejora, como lo describe muy bien Matt Ridley en la Reina Roja. La competencia es el atributo esencial que mueve a la economía de mercado y que permite cada vez mayores niveles de desarrollo, algo inexistente en los países socialistas donde el gobierno monopoliza toda actividad productiva.
La competencia nos obliga a innovar y esta actividad fundamental sólo se puede realizar cuando hay libertad de acción y de competir. La competencia y la innovación han creado un enorme nivel de bienestar para la humanidad a través de los siglos –especialmente a partir de la introducción del modelo capitalista a la actividad humana–. Este modelo nos ha permitido avanzar a grandes saltos en la lucha contra la pobreza y la ignorancia.
¿Qué nos depara el futuro?
Independientemente de que podemos enfrentar una desaceleración económica global, si seguimos generando Prosperidad Incluyente nos va a ir muy bien –éste es precisamente el significado de este concepto: que a todos nos vaya bien.
En 112 años de historia corporativa hemos demostrado que en Grupo Salinas somos gente de trabajo que al paso del tiempo hemos podido superar retos inimaginables: desde la Revolución Mexicana, hasta una serie interminable de crisis en los 70s y 80s que nos pusieron al borde de la bancarrota.
A pesar de un entorno complicado, me considero un Optimista Racional. La incertidumbre es una realidad que enfrentamos todos los días y saber hacerlo es una capacidad fundamental para emprender exitosamente.
En contraste con lo que escriben algunas plumas ignorantes que nos tachan de “rentistas”, en Grupo Salinas siempre hemos sido retadores, en todas las industrias donde participamos: desde televisión abierta hasta banca de consumo, pasando por telecomunicaciones y corretaje de valores. Esta condición de retadores nos ha obligado a ser más ágiles, eficientes e innovadores y a anticiparnos a las tendencias de cada industria.
En Grupo Salinas, estamos convencidos de que debemos lograr una mejor sociedad para todos; a fin de cuentas no nos llevaremos nada a la tumba, por lo que estamos obligados a dejar un mejor país a nuestros hijos y un mejor planeta para las futuras generaciones. Trabajar por el bienestar de miles de comunidades, en un ambiente lleno de entusiasmo, es un enorme privilegio que nos llena de orgullo.
México es un país grande y fuerte, que seguirá avanzando, impulsado por una juventud imparable y deseosa de forjarse un porvenir: ésta es la fuerza que llevará al país al desarrollo. Es nuestra responsabilidad apoyar los sueños de nuestros jóvenes para construir, día a día, una mejor nación.
Podemos sentirnos orgullosos de lo que juntos hemos logrado, pero nuestro entusiasmo debe ser mayor al pensar en el gran potencial de avance que tenemos. En Grupo Salinas nunca nos conformaremos: sabemos que vivir con intensidad requiere alcanzar nuevos retos, nuevas metas y nuevos horizontes.
Aquí creamos año con año más empresas, más negocios y más fuentes de Prosperidad Incluyente. Todo esto representa para nosotros cada vez mayores oportunidades para llevar bienestar a nuestras familias.
Agradezco personalmente su esfuerzo, talento, profesionalismo y entrega durante 2018. A ustedes, a sus familias y a todos los que participan en este espacio les deseo reflexión y paz en estas fiestas, prosperidad en 2019 y crecimiento personal en los años por venir.