El Cisne Negro
Uno de los grandes placeres de la vida es disfrutar de un buen libro y otro placer enorme es compartir nuestras lecturas.
Decidí iniciar la sección de libros de mi blog con “The Black Swan” de Nassim Nicholas Taleb, quien se auto-define como un trader-matemático-filósofo-escritor que disfruta de “molestar a la gente que se toma a si misma, y a la calidad de su conocimiento, demasiado en serio y a aquellos que no tienen el coraje de responder con un simple ‘no lo se’ ”.
El comportamiento humano frente a la incertidumbre es uno de los misterios más grandes que han tratado de resolver los psicólogos, sociólogos y hasta los economistas –estos últimos con el peor porcentaje de bateo, a decir de Taleb.
Una de las consecuencias de la interacción humana con la incertidumbre es el Cisne Negro, que es simplemente una metáfora: antes del descubrimiento de Australia, la gente del viejo mundo estaba absolutamente convencida de que todos los cisnes eran blancos, algo que hasta ese momento estaba ‘comprobado’ por la evidencia empírica. Cuando se descubrió el primer cisne negro, causó asombro entre los expertos.
El ‘Cisne Negro’ ilustra de manera sencilla una severa limitación en nuestra capacidad de aprender a través de la experiencia, y la fragilidad de nuestro conocimiento. La simple observación de un cisne negro puede invalidar de ‘un plumazo’ el conocimiento acumulado durante miles de años a través de millones de observaciones de cisnes blancos.
Entonces, el fenómeno del Cisne Negro (1) es una observación aberrante, (2) conlleva un impacto extremo, y (3) la psicología humana siempre encuentra una explicación después del evento (“after the fact”). De acuerdo con el autor: “Un pequeño número de Cisnes Negros explican casi todo en nuestro mundo…mientras que los eventos cotidianos, los que vemos en los periódicos, se han vuelto casi irrelevantes.”
Bajo la lógica del libro, lo que no sabes es mucho más relevante que lo que sabes ya que paradójicamente es la ignorancia de la posibilidad del fenómeno lo que favorece su existencia. Es un evento que sucede precisamente porque no estaba previsto, ejemplos muy claros son el ataque a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, o la Primera y la Segunda Guerras Mundiales: se trata de observaciones aberrantes, de un impacto extremo, que pueden ser previstas fácilmente –después del evento.
Una de los argumentos principales del autor es que la misma condición humana que tiende a simplificar las cosas es la que nos lleva a pensar que el mundo es menos aleatorio de lo que realmente es, por lo que nosotros mismos damos lugar a los Cisnes Negros.
Mediocristán y Extremistán
Para ilustrar su punto, el autor nos habla de dos mundos: Mediocristán y Extremistán. Mediocristán es el mundo de lo estándar, donde no se dan las observaciones atípicas, y donde aplica perfectamente la curva normal de probabilidad, la ‘Campana de Gauss’. En Mediocristán, cuando la muestra es suficientemente grande, ningún evento individual afecta el resultado agregado.
Extremistán es, en contraste, el mundo de los datos extremos, donde hay gente que mide cinco centímetros de estatura conviviendo con gigantes de tres metros y una que otra persona que mide un kilómetro. En Extremistán, las desigualdades son tales que una simple observación puede afectar desproporcionadamente la suma del todo.
Mediocristán excluye totalmente la posibilidad de un Cisne Negro. No obstante, el mundo moderno que habitamos se representa cada vez más por Extremistán, en donde un Cisne Negro puede cambiar el curso de la historia.
Extremistán es el producto de la escalabilidad y la globalización. La escalabilidad hace que una escritora como J.K. Rowling pueda vender millones de copias de Harry Potter, mientras que la mayor parte de los autores se conforman con distribuir unos cuantos cientos de ejemplares. Harry Potter es un fenómeno inesperado, incluso por su creadora, todo un Cisne Negro –que por cierto pueden ser de naturaleza benéfica, como en este caso.
Llama la atención el párrafo donde habla del dilema que enfrentan los empresarios… “si diriges una empresa pública, las cosas solían ser magníficas antes de que tus acciones empezaran a cotizar, cuando tú y tus socios eran los únicos dueños, junto con otros pocos accionistas que entendían la naturaleza de tu negocio y la posibilidad de resultados extremos. Pero ahora enfrentas a un analista financiero de lento aprendizaje quien ‘juzga’ tus resultados y no los sabe interpretar. Él busca recompensas rutinarias, y esto es lo último que tu empresa puede dar.” Ahora entiendo: los empresarios somos de Extremistán y algunos analistas han vivido siempre en Mediocristán.
En Extremistán no es posible pronosticar. Sin embargo los economistas y los analistas financieros nos venden proyecciones que rara vez se cumplen. Para Taleb, en esta dinámica, los bancos de inversión se dedican a ‘recoger centavos de entre las vías del ferrocarril’, exponiéndose a un Cisne Negro de consecuencias desastrosas. La crisis hipotecaria actual es un ejemplo magnífico de este punto.
En este mundo moderno Taleb nos recomienda una actitud como la de Karl Popper, el filósofo que pugnó por una Sociedad Abierta, una sociedad que promueva el escepticismo y el conocimiento empírico y que refute las verdades absolutas.
Finalmente recomienda: (1) considera que tener abundancia de datos no te permite confirmar nada, pero un dato contradictorio te debe hacer cambiar de opinión; (2) despreocúpate de los pequeños fracasos y prevé las consecuencias desastrosas de tus actos; (3) ignora los grandes riesgos que te anuncia la gente escandalosa y sensacionalista y piensa en cambio en los peligros ocultos; (4) preocúpate sólo por lo que puedes cambiar y trata de no estresarte por los problemas que no puedes resolver; (5) sé agresivo cuando te puedes exponer a Cisnes Negros positivos, y muy conservador cuando te expones a los negativos.
Para terminar, “Nunca corras para alcanzar un tren". Siente la verdadera elegancia de ejercer el dominio de tu tiempo y de tu vida. Perder un tren sólo es desastroso si corres tras él. De la misma forma, no alcanzar la idea de ‘éxito’ que establecen los demás sólo duele si eso es lo que tú buscas. Tienes más control sobre tu vida si decides por ti mismo y fijas tus propios criterios. En términos del Cisne Negro, “estás más expuesto a lo improbable sólo si dejas que te controle.”