El diario llama también la atención sobre los escasos esfuerzos realizados para contener este brutal tráfico, reflexionemos.
El tráfico de armas de México
Lunes, 13 de septiembre de 2010, Washington Post
www.washingtonpost.com
La Secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton provocó una crispación la semana pasada al sugerir que los cárteles del narcotráfico en México comienzan a formar una insurgencia, tal como la que afectó a Colombia. Ella tiene razón en el sentido que los cárteles han tomado el control efectivo de algunas regiones del país, donde ellos “tratan de reemplazar al Estado”; tal como lo mencionara el Presidente de México, Felipe Calderón, hace un mes. Como la mayoría de las insurgencias, las milicias de la droga tienen una fuente externa de financiamiento y provisión de armas. Vergonzosamente desde los Estados Unidos.
Un nuevo reporte detalla la abundancia de las armas americanas enviadas a los cárteles y los inadecuados esfuerzos de EE.UU. para detener su tráfico ilegal. De acuerdo con los autores Colby Goodman y Michel Marizco, al menos 62,800 de las más de 80,000 armas confiscadas por las autoridades mexicanas entre diciembre 2006 y febrero de 2010, provienen de EE.UU. Anualmente se trafican más de 5,000 armas a lo largo de la frontera. Los dos modelos de rifles de asalto más demandados son el AK-47 de manufactura rumana y copias del Bushmaster AR-15.
Los traficantes usan estas armas para provocar bajas en las policías mexicanas y otros cuerpos de seguridad, que frecuentemente se encuentran mal armados. Más de 2,000 policías y agentes federales se encuentran entre las 28,000 muertes relacionadas con la violencia asociada al narcotráfico en los últimos cuatro años. De acuerdo con Goodman y Marizco, quienes trabajan bajo el auspicio del Woodrow Wilson Center de la Universidad de San Diego, tan sólo una armería ha proporcionado 339 armas de asalto, rifles y revólveres a los cárteles en tan solo 15 meses –responsables de la muerte de 18 personas, entre elementos policíacos y civiles.
Aproximadamente 7,000 armerías operan a lo largo de la frontera entre México y EE.UU. Algunas de estas tiendas no requieren notificar a las autoridades cuando un individuo adquiere docenas de rifles de asalto en corto lapso de tiempo. Durante el año fiscal 2009, agentes estadounidenses revocaron la licencia de sólo 11 tiendas por diversos incumplimientos. Una vez que las armas son compradas – por compradores “fachada” que actúan como intermediarios de algún cártel – son fácilmente transportadas a través de la frontera.
La administración Obama y el gobierno de Calderón emprendieron programas para el combate al tráfico de armas; por ejemplo, los policías mexicanos recibieron una base de datos estadounidense que les permite cruzar información sobre armas incautadas y reportar la información a la oficina del Tesoro encargada del Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego.
Sin embargo, mientras se extiende el esfuerzo de EE.UU. para ayudar a México en su dura batalla contra el narcotráfico, los recursos que se enfocan a detener el tráfico de armas son insignificantes comparadas con la amenaza. A pesar del elocuente llamado de Calderón, en un discurso pronunciado ante el Congreso, la primavera pasada, nadie en la cúpula Demócrata ni el presidente Obama se han atrevido a prohibir la venta de armas de asalto.
El jueves, Obama corrigió la comparación que hizo [Hillary Rodham] Clinton de México con Colombia. No obstante, cualquiera que sean las diferencias entre estos dos países, permanece el hecho que México – un país de indiscutible importancia estratégica para Estados Unidos – se encuentra en una desesperada lucha para preservar el estado de derecho y su democracia. El que los Estados Unidos sean los proveedores de muchas de las armas que se emplean para atacar ese orden resulta escandaloso e inaceptable. Obama debería hacer que la prohibición del tráfico de armas sea una de sus prioridades de seguridad nacional.