El "duopolio" de la Televisión
Me llama la atención que en distintos foros donde he participado como expositor, o incluso en la sección de comentarios de este blog, algunas personas se refieren al “duopolio” de la televisión y lo comparan con el monopolio de las telecomunicaciones en México.
Pero vale la pena preguntarnos, ¿existe realmente un duopolio de la televisión en México? Es claro que en cuestión de audiencia comercial en televisión abierta, Azteca y su principal competidor, Televisa, han logrado capturar una participación considerable, pero esto es resultado de inversiones cuantiosas en cobertura, talento y en producciones que capturan el gusto del público, y que ni el gobierno ha podido replicar exitosamente, con todos los recursos a su alcance.
La televisión requiere mucho más que dinero, es una ciencia y un arte, y capturar la atención del público puede llevar años, como hemos podido constatar en nuestra cadena Azteca America que opera en los Estados Unidos.
Simplemente en la ciudad de México existen cinco canales de televisión abierta que nada tienen que ver con Azteca ni con Televisa; y a nivel nacional existen decenas de canales regionales. Mientras tanto, en cualquier sistema de cable convencional encontramos más de cien alternativas de televisión –ni hablar de Totalplay que ofrece más de 250 canales.
Hoy en México el público cuenta con decenas de canales de televisión en español, pero también tenemos en inglés, francés, alemán y otros idiomas. Tenemos canales de noticias, entretenimiento, películas, cultura, deportes, etc. Contamos con televisión analógica y digital, en definición convencional y en alta definición, y pronto en Totalplay podremos ofrecer televisión en tercera dimensión. México tiene una diversidad televisiva que sólo se encuentra en economías avanzadas.
Además, la TV en cualquiera de sus modalidades compite con una infinidad de medios para captar la atención de la audiencia. El “duopolio” de la televisión en México es un mito creado y difundido por quien busca desviar la atención sobre las condiciones anticompetitivas en su industria.
No podemos comparar este dinámico y creciente entorno competitivo con el estático mercado de las telecomunicaciones, donde una sola empresa ha mantenido por años el control de más del 70% de las líneas móviles y el 80% de las líneas fijas.
En veinte años de operaciones en manos privadas, esta empresa ha demostrado una y otra vez su incapacidad de dar un servicio de calidad a precios competitivos e instrumentar los mejores estándares y prácticas para el mercado mexicano.
Si a un televidente le disgusta alguno de los programas de Azteca puede cambiar a un canal de Televisa con sólo pulsar un botón en su control remoto; y si este canal tampoco le convence; puede transitar en un instante al canal 11, 22, al 28, 34 ó al 52 – no obstante, las cifras demuestran que a millones de televidentes les gusta lo que hacemos en Azteca –y eso no es accidental, porque de satisfacer las preferencias del televidente nos aseguramos todos los días, ésa es nuestra pasión y responsabilidad.
Ahora, supongamos que a alguna persona no le convence la televisión abierta : no hay problema, es abierta; el televidente no paga por verla – en cambio aún no existe la telefonía abierta. El televidente puede entonces contratar algún esquema de televisión de paga con decenas de opciones, o simplemente ver sus videos en Internet, o en su iPad, iPhone o en cualquier otro dispositivo.
En cambio, una persona que enfrente una emergencia, de noche, en medio de una carretera y que falle su teléfono celular, tiene mucho más en juego que pasar amenamente algunos minutos de su tiempo, y no puede arreglar el problema con un solo “click”.
Aunque se trata de un ejemplo extremo, sirve para ilustrar la importancia estratégica de contar con servicios de telecomunicación que no fallen, con buenos estándares y a precios accesibles para todos.
No podemos comparar el dinámico mercado de la televisión con la industria de las telecomunicaciones, de la misma forma en que no podemos permitirle las mismas prácticas a una empresa que tiene el 80% de participación de mercado que a una que tiene mucho menos.
“Duo” significa dos. Por simple aritmética sabemos que no existe un duopolio de la televisión en México de la misma manera en que existe solo un jugador dominante en telefonía. Dejar esto en claro y reflexionar nos permitirá exigir que la autoridad garantice un campo de juego parejo para que todos podamos contar con servicios de telecomunicación de primera calidad, a precios accesibles. México lo necesita y lo merece.