Algunas reflexiones sobre la Influenza
En la entrada anterior hablé sobre la Inteligencia: en tiempos de crisis e incertidumbre éste es por mucho nuestro don más valioso porque nos permite establecer una distancia crítica frente a nuestros problemas –llámese Crisis Económica, Desastres Naturales o Influenza.
Casi 20 años después de la aparición del mito del Chupacabras, surge otro fenómeno informativo que ha ocasionado histeria colectiva en nuestra nación. Su origen es una comunicación deficiente por parte de las autoridades y el establecimiento de políticas públicas, en muchos casos, exageradas y que sin duda atentan contra las libertades individuales en todos los niveles.
Hay entonces dos virus altamente contagiosos y nocivos que debemos combatir racionalmente y guardando un equilibrio: el de la influenza y el del pánico. Éste último se combate con reflexión.
Considero prudente compartir algunas consideraciones:
Es oficialmente una pandemia: Este virus es sumamente contagioso (el factor de contagio es de 1.6 personas contagiadas por cada infectado, con lo que el crecimiento podría llegar a ser exponencial). El contagio se ha extendido ampliamente por el territorio nacional y en cerca de veinte países del mundo, y en aumento –de aquí que la alerta sanitaria instrumentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) fuera llevada a la Fase 5. Se han presentado casos de contagio por este virus en diversas partes del mundo, calificados como leves y con recuperación sin complicaciones.
La influenza causada por el virus A(H1N1) no es mortal: de acuerdo con la OMS, el virus es totalmente curable, si se detecta a tiempo (ver siguiente punto). Las 25 muertes confirmadas en México de gente infectada con A(H1N1) fueron a causa de que los fallecidos ya padecían algún otro tipo de patología –o recibieron muy tarde los servicios de salud. Debemos considerar que México es el único país en el que se han reportado decesos (con excepción de un niño de origen mexicano fallecido en Houston). El gobierno y los medios de EE.UU. ya han declarado que se trata de un virus de baja o nula mortandad. Si consideramos que nuestro país tiene 111 millones de habitantes, en el último mes, la probabilidad de morir por este padecimiento es del 0.000023%, esto es sin la existencia de factores de riesgo como diabetes, hipertensión, cancer, etc.
La influenza causada por el virus tipo A(H1N1) es curable: En circunstancias normales, nuestro sistema inmunológico se encarga de eliminar al virus. Como auxiliar en este proceso, los antivirales que han resultado eficaces en la mitigación del mismo son oseltamivir y zanamivir. Pero que quede claro, al tratarse de un virus, estos medicamentos solo hacen la enfermedad más tolerable y corta, pero deben ser administrados por personal médico y en las primeras 48 horas –lo peor que podemos hacer en estas circunstancias es automedicarnos. No debemos hacer compras de pánico de estos medicamentos puesto que no previenen la enfermedad. La recomendación de la OMS es centrarse en mitigar la enfermedad a través de medicamentos antivirales y no en la contención a toda costa del contagio. La vacuna contra la nueva variante del virus de la influenza estará lista dentro de cuatro o seis meses y su producción a gran escala tardará varios meses más –debemos recordar también que el virus de influenza muta cada año.
Ahora veamos el comportamiento estadístico de las defunciones anuales en México por infecciones respiratorias.
1. Durante los últimos años, en todo el territorio nacional, según datos del propio Gobierno Federal, se ha presentado un índice de mortalidad anual de cerca de 13 mil decesos por infecciones respiratorias – y 15 mil más por enfermedades pulmonares obstructivas crónicas. En 1985 las muertes llegaron a casi 30 mil y el año con menor número de muertes fue el 2003 con 12,231 decesos.
2. El promedio de decesos diarios en los últimos años por influenza y neumonía es, por lo tanto, de 41. Por todo ello, del 16 de abril –día en que se declaró una alerta sanitaria- a la fecha, según el comportamiento marcado por estas estadísticas, se habrían presentado en el país alrededor de 738 muertes por infecciones respiratorias (independientemente de la aparición de la influenza del tipo A(H1N1).
En México se han presentado a la fecha 25 defunciones de 590 casos confirmados con el virus A(H1N1), esto indica un 4.21% de mortandad máxima una vez confirmada la existencia del virus –que debería en realidad ser cercana a cero.
Vemos entonces que no debemos exagerar esta situación ni propiciar el pánico: de hecho, ya nos han informado que se estabilizó. El miedo es la peor respuesta ante cualquier problema, porque nos paraliza. Debemos contener el pánico y actuar racionalmente, tomando precauciones a nivel individual, pero considerando los costos y beneficios potenciales de nuestras acciones personales y de cualquier política pública.