La esperanza y los jóvenes
Hace unos días, Caminos de la Libertad, uno de nuestros proyectos de generación de valor social compartido, llevó a cabo la ceremonia de premiación del 4º Concurso Caminos de la Libertad para Jóvenes.
Este evento me entusiasma y enorgullece porque propicia la reflexión sobre la libertad entre la juventud, no sólo mexicana, sino de muchos otros países latinoamericanos que participaron en esta convocatoria. Se recibieron 1,866 trabajos de países tan diversos como Argentina, Bolivia, Chile, Cuba, Ecuador, España, Estados Unidos, Guatemala, Paraguay, Perú y Venezuela.
Actualmente está de moda ser pesimista: hay enormes incentivos en la sociedad contemporánea para ser negativos. Sin embargo, hay optimistas con una perspectiva diferente, son los optimistas racionales que argumentan que la humanidad vive mejor que nunca. No lo digo yo, sino autores como Peter Diamandis y Matt Ridley, que ofrecen múltiples pruebas en sus libros –de hecho, uno de ellos lo comenté recientemente en este espacio.
El futuro previsto por los escritores de ciencia ficción de hace medio siglo ha llegado ya, pero superó las expectativas de los más optimistas. La educación, la ciencia, la tecnología, el comercio y las libertades individuales, nos permiten gozar de un nivel de vida muy superior al que tenían incluso los más ricos y poderosos en cualquier momento del pasado.
Por ejemplo, un smartphone, que en realidad es una computadora, le puede dar a cualquiera una mayor capacidad de comunicación y de acceso a la información de la que tenía el Presidente de los Estados Unidos hace apenas cuarenta años. Hoy, gracias a las tecnologías exponenciales como el Internet, podemos brindar soluciones a una amplia variedad de problemas en diversos ámbitos. Vivimos en un tiempo de posibilidades infinitas.
Entiendo las razones del pesimismo, pero es importante que no nos dejemos vencer por él. Quien no puede visualizar un mundo mejor, difícilmente hará los esfuerzos necesarios para construirlo. La única manera en que la humanidad va a continuar avanzando es si seguimos expandiendo las libertades individuales que nos permiten innovar, invertir, comerciar y ser creativos.
Por eso es fundamental entender y defender la libertad. Los trabajos recibidos en Caminos de la Libertad nos demuestran que los jóvenes comprenden esto a la perfección; su optimismo y voluntad de luchar por la libertad son esperanzadores. El enorme poder transformador de los jóvenes lo hemos visto en Egipto, España, Libia, Cuba y más recientemente en Venezuela.
El concurso Caminos de la Libertad para Jóvenes fue creado justo para generar una mayor conciencia del papel que las libertades individuales tienen en el avance de la humanidad: sin libertad para crear no hay lugar para la innovación ni para el progreso.
Con su participación y sus propuestas, este grupo de jóvenes ya contribuye a construir un mundo mejor. La existencia de jóvenes entusiastas que crean en libertad y para la libertad, me hace sentir una gran esperanza en el futuro.